Comparto las palabras de la Madre Teresa de Calcuta, una mujer que se arrodillaba ante el pobre y harapiento y que con sus manos sin guantes les lavba sus heridas supurantes y apestosas, sin asco alguno, actos que admiro profundamente porque no es cualquiera que ayuda de esta manera, la mayoría preferimos hacerlo de lejitos para no contaminarnos y ruego porque algún Dios nos de la capacidad de hacer algo así x convicción y con amor por nuestros niños y niñas panameños y por la gente que necesita de otros, sin cuestionar el xq de su estado. Haznos corazones valiente y q seamos gentes q se empinen sobre los problemas, sobretodo, si se trata de ayudar al menos favorecido.


Bienamado Señor, gran sanador, me arrodillo ante Ti, pues todo don de perfección procede de Ti. Yo te rezo para que otorgues destreza a mis manos, visión clara mi mente, generosidad y humildad a mi corazón.
Dios ama a quién ayuda con alegría.
Líbrame Jesús mío, del deseo de ser amada, del deseo de ser alabada, del deseo de ser honrada, del deseo de ser venerada, del deseo de ser preferida, del deseo de ser consultada, del deseo de ser aprobada, del deseo de ser popular, del temor de ser humillada, del temor de ser despreciada, del temor de ser rechazada, del temor de ser calumniada, del temor de ser olvidada, del temor de ser ofendida, del temor de ser ridiculizada, del temor de ser acusada.
"Si el mal se apodera de alguien, éste puede extenderlo o desparramarlo a su alrededor.
Las zonas más enfermas de alguien, despiertan a su vez la enfermedad en otro que no esté lo suficientemente bien plantado o prevenido. Si alguien es débil, se debe a que no practica una vida espiritual con convicción o amor. Al estar en contacto con seres así, debemos orar mucho para que esa oración llegue a ellos."
Un día, saqué a un hombre de una cloaca. Su cuerpo estaba lleno de llagas. Lo llevé a Nirmal Hrday, que es la casa del amor en acción. Lo limpiamos, lo bañamos y curamos sus heridas. Durante todo ese tiempo nunca se quejo y no había rastros de miedo en su expresión. Lo único que me dijo fue: “ Siempre viví como un animal en las calles, pero ahora voy a morir como un ángel”. Me sonrió de un modo bellísimo y murió. Su sonrisa permanece siempre en mi mente y en mi corazón . Es de la más hermosas que he visto.
Hemos marchado un camino largo. La gente de Calcuta ha aprendido a conocer y amar a sus pobres. Gente de todas las creencias comparten este trabajo. Sólo llegan y dicen: “Queremos ayudar”.
Están dispuestos a tocar sufrientes.
Ésa es la belleza del trabajo. Aquí y en cualquier lado.
Si supieran cuán solo están los jefes de estados y los que se creen importantes, allá arriba en sus cimas de poder. En realidad, no saben en quién confiar.
Yo les digo que confíen el Altísimo y en sí mismos, pero que obren bien, pensando en la sociedad y no en su propio interés y egoísmo. Lo he visto con lagrimas en los ojos, y las voces entrecortadas, hablarme de sus soledades y de su necesidad desesperadas de fe.
Debemos mantener la alegría de amar a Dios en nuestro corazón y compartirla con todos los seres que encontramos, y especialmente con nuestras familias.
Si yo discrimino a alguien por el color de su piel, significa que me estoy creyendo que soy mejor que él.
¿ Y de donde saco yo esta superioridad? Es el hombre que se convierte en lobo del hombre.
Si actuamos así, estamos actuando contrariamente a la ley de Dios, cuyo mandamiento más importante es el del amor al otro.
Todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. Si todos actuáramos de acuerdo con estos principios, la vida sería más bella para todos.
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